Ntra. Sra. de la Soledad
En 1947 y donada por Bernardo López Baena y su esposa Ana Méndez de López, había llegado a Espejo la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, efigiada por el imaginero granadino Francisco Muñoz Sánchez en el año 1945. Los perfiles de dicha talla vienen a reproducir, con cierta fidelidad, los de la Dolorosa de Salzillo, en quien el artista halla su inspiración. Más cerca está de dicha iconografía que de la tipología de Vírgenes que suelen seguir las huellas del Entierro de Cristo en la Noche del Viernes Santo.
La imagen representa a María "tal como la concebimos en el Calvario: algo vencida, hacia atrás, la mirada hacia lo alto, especialmente llorosa y con los brazos abiertos". Es decir, no representa la estampa más difundida de la Soledad,
manos juntas con dedos entrelazados, cabeza humillada y ojos bajos. Despierta la curiosidad el aro de las doce estrellas propio de la Inmaculada que luce esta efigie, en lugar de corona o resplandor, lo que constituye una excepción. A partir de 1992, la imagen luce en sus salidas procesionales un resplandor en metal plateado obra del platero cordobés Alfonso Luque. Resultaba también llamativo su singular tocado, que permite ver el tallado del pelo de la imagen. En 2002 la imagen fue sometida a una restauración a cargo del imaginero cordobés Antonio Bernal que consistió en reparar fisuras, consolidación y lagunas en su policromía.
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